Música Rusa
Con la adopción de la cristiandad llegaron los cantos litúrgicos. La iglesia expidió libros especiales escritos a mano con canciones e himnos en honor a los santos locales. Junto con los cantos de la iglesia había también cantos seculares. Solemnes ceremonias públicas y procesiones de la alta sociedad fueron desarrolladas todo el tiempo con la participación de los músicos. Los príncipes y sus soldados tras las campañas militares, eran saludados con fanfarria. En muchas cortes de príncipes había músicos profesionales. Los banquetes de duques y sus guardias eran acompañados por cantos, bailes y música. El relato de los Años Pasados, contiene descripciones de bufones quienes tocaban la trompeta, gusli, sopelkas y tamborines. Los bufones fueron los primeros actores de la antigüedad y podían ser músicos, bailarines, contadores de historias, actores y acróbatas.
Música Clásica Rusa
El floreciente período de música clásica rusa tuvo lugar durante la primera mitad del siglo XIX y está conectado con Mikhail Ivanovich Glinka (1804-1857), quien es considerado como el primer compositor ruso de significancia mundial. Glinka es visto como el fundador de la música clásica rusa. Su ópera “Vida por el zar” y “Ruslan y Ludmila” determinó el desarrollo de la ópera. Una característica distintiva del enfoque creativo del compositor fue el uso de motivos de folclore ruso y música folk.
La tradición de Glinka fue desarrollada más tarde por compositores tales como Mussorgsky, Borodin, Rimsky-Korsakov. Muy a menudo los compositores recurrían a sujetos de la historia rusa y al folclore: «Boris Godunov», «Khovanshchina» (Mussorgsky); «Príncipe Igor» (Borodin); «La doncella de nieve», «Pskovityanka», «El gallito dorado» (Rimsky-Korsakov).
El más grande compositor de la historia de la música rusa y mundial fue Pyotr Ilyich Tchaikovsky, el creador de las mejores óperas («Eugene Onegin» 1878, «Mazepa» 1883, «El rey de espadas» 1890, «Yolanta» 1891), ballets («El lago de los cisnes» 1876, «La bella durmiente» 1889, «El cascanueces» 1892), piezas sinfónicas y música de cámara.
Con el cambio de siglo, la música de Rusia fue enriquecida por los nuevos trabajos de talentosos compositores y intérpretes. El autor de monumentales trabajos sinfónicos y ballets fue A. Glazunov. Por otro lado, el pianista y compositor Alexander N. Scriabien es considerado uno de los fundadores del lenguaje moderno de la música sinfónica contemporánea. Además, la música e interpretación de Rakhmaninov, un distinguido compositor, pianista y conductor, es muy particular y original.
Una parte integral del desarrollo de la cultura de la música y sus consecuencias directas, fue la fama mundial de los maestros rusos del teatro musical, la ópera y el ballet. El Teatro Petersburg Mariinsky y el Teatro del Bolshoi en Moscú, ocuparon las posiciones líderes entre los teatros musicales. Bajo Fyodor Chaliapin, y la bailarina Anna Pavlova, los nombres de famosas óperas fueron ampliamente conocidos tanto en Rusia como en el exterior.
La Música Tradicional Rusa
Las raíces de la música rusa se remontan a las tribus eslavas orientales que poblaban el territorio de la antigua Rusia hasta el tiempo de la aparición del primer Estado ruso en el siglo IX en torno a Kiev. En aquel momento la canción popular ocupaba un lugar muy importante en la vida cotidiana y social de la población ya que no existían formas desarrolladas de música profesional laica y debido a las creencias religiosas paganas que seguían existiendo hasta la penetración del cristianismo en el país (a finales del siglo X) el papel del folclore ritual en la vida de la sociedad era determinante, y no solo entre las masas populares, sino también en los círculos feudales y hasta en la corte principesca.
Los portadores principales de la cultura artística en aquel entonces eran los boyany, quienes eran los creadores, narradores y cantores de poemas épicos rusos, de relatos populares, y los predecesores de los actores profesionales. Por otra parte también están los skomorokhi, artistas callejeros que viajaban y se compenetraban con las peculiaridades artísticas de los habitantes locales en diferentes zonas del país y cuyo arte era parte indispensable en todas las festividades populares, al igual que en la corte zarista y en las casas de los cortesanos importantes.
Tras la introducción del cristianismo como religión del Estado en el país comenzó el desarrollo de la música religiosa. La preparación profesional no solo entre los clérigos, como ha ocurrido en otras culturas como es la nuestra, sino también entre personas ya alfabetizadas musicalmente.
En Rusia, la música sacra era exclusivamente vocal. El canto ruso religioso, al igual que la arquitectura y el arte, experimentó varias etapas en su historia, por desgracia todavía parcialmente desconocida ya que no están recogidos y estudiados todos los libros antiguos de notas y composiciones históricas sobre el tema
Primera Etapa – Siglos X al XI
Este período del canto sacro transcurre desde el comienzo del cristianismo en Rusia hasta el siglo XVII. Este período se caracteriza por un dominio del canto monódico el cual se denominó kriukovoye que significa gancho.
Segunda Etapa – Siglo XVII hasta hoy
A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII desarrollaron del canto armónico, también llamado canto de tres líneas porque la armonía se obtenía mediante la combinación de tres melodías y tres voces. Posteriormente la armonía se complicó y la composición de melodías y la cantidad de voces aumentó. Este período se caracteriza por la introducción en el canto sacro ortodoxo, prioritariamente en las capitales, de melodías italianas ya que los compositores en la segunda mitad del XVIII eran en gran medida extranjeros que no conocían ni la lengua rusa ni el oficio religioso ortodoxo.
Dentro de las canciones populares rusas, la canción Korobéiniki se basa en un poema del mismo título escrito por Nikolái Nekrásov y publicado en la revista Sovreménnik en 1861. Debido a su ritmo acelerado y al estilo de baile asociado a la canción, pronto se convirtió en una conocida canción popular rusa.
Dentro de las más famosas actualmente, podemos destacar dos la Katyusha y la Kalinka. La primera es una canción folclórica soviética muy entonada durante la Segunda Guerra Mundial y narra la historia de una chica que añoraba a su amado que estaba en el servicio militar. La música fue compuesta en 1938 por Matvéi Blánter y la letra fue escrita por Mijaíl Isakovski. Por otro lado, la Kalinka es un tema con un tempo rápido y palabras ligeras creada en honor a arbusto de «bayas de nieve», kalina en ruso. Esta planta cuenta con unas bayas amargas de color rojo intenso que con las primeras heladas adquieren un sabor astringente muy agradable. Cantantes y bailarines muchas veces entran en una frenética celebración de canto y danza mientras representan esta canción.
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