Inicios de la lengua Rusa
La lengua rusa, al igual que todas las lenguas eslavas,
descienden del protoeslavo, derivado a su vez del idioma indoeuropeo. El
protoeslavo fue la lengua que se hablaba en el territorio ruso antes del siglo
VII y de este surgió el antiguo eslavo eclesiástico, entre otras lenguas
eslavas. Estudiosos del idioma y su historia señalan que, durante los siglos V
y VI, las tribus eslavas comenzaron a migrar. Esto detonó la división del
protoeslavo, que resultó en la generación de la lengua eslava oriental, occidental
y la meridional.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo IX y principios
del siglo X, tras la conversión de los pueblos eslavos al cristianismo, que los
hermanos san Cirilo y san Metodio iniciaron la escritura a través del primer
registro por escrito del dialecto búlgaro, perteneciente al subgrupo de lenguas
eslavas meridionales, y tomaron su base para formar la lengua eslava antigua.
Este par de hermanos fueron los responsables de crear un
alfabeto común que hizo posible representar por escrito los sonidos de los lenguajes
eslavos locales y con base en ellos elaboraron una estandarización de la lengua
literaria: el eslavo antiguo.
Ahora, si bien el alfabeto cirílico desciende del alfabeto griego, los santos Cirilo y Método también incorporaron algunas letras que representaban algunos sonidos ausentes en el alfabeto griego. El alfabeto cirílico echó raíces desde esos tiempos hasta ahora, pues desde el momento de su creación este alfabeto ha logrado adaptarse a diversos cambios lingüísticos. Hasta el día de hoy, distintas variantes del alfabeto cirílico se siguen usando en varios países de Europa Oriental y de Asia Central.
La lengua rusa es una lengua eslávica cuyos orígenes se
remontan a más de 1000 años atrás. El siglo VI dC vio la migración de los
pueblos eslavos del territorio que hoy ocupa Polonia. Los eslavos se
expandieron hacia el oeste hasta el río Elba y hacia el sur hasta el mar
Adriático, donde poco a poco ocuparon gran parte de lo que hoy en día son los
Balcanes). Hacia el siglo X, tres grupos de idiomas eslavos habían surgido:
Occidental, Sur y Este. El eslavo oriental dio lugar a las lenguas modernas
conocidas como ucraniano, bielorruso y ruso.
Las lenguas eslavas conservan muchas características en
común, especialmente en la estructura gramatical, por lo tanto, los grupos
independientes fueron capaces de utilizar una lengua escrita común. Este
lenguaje se conoce como el eslavo antiguo o antiguo eslavo eclesiástico (el
idioma se utiliza en su forma escrita solamente).
En el siglo IX, dos misioneros, Constantino (que en su lecho
de muerte tomó el nombre monástico Cirilo) y Metodio, hermano del primero,
recibieron el encargo de escribir las sagradas escrituras en antiguo eslavo
eclesiástico a fin de predicar el cristianismo. Antes de emprender un viaje a
Monravia, Constantino y su hermano inventó el Eslavo, que hoy en día es
conocido como el alfabeto cirílico aunque en un primer momento recibió el
nombre de Glagolítico.